1/4/08

Si mañana Córdoba prohibiera toda la minería metalífera, no pasaría gran cosa.

El problema no son las cuevas

Sergio Carreras
Redacción diario la voz del interior
scarreras@lavozdelinterior.com.ar

Un escueto parte de prensa oficial informó en la tarde de ayer que el Gobierno provincial "resolvió prohibir la explotación mineral metalífera en la zona de las cuevas de Ongamira".

Es importante aclarar que hasta ahora no se conoce un solo emprendimiento que tenga previsto reventar las cuevas históricas para buscar metales. También debe recalcarse la necesidad de una ley provincial que, a los fines de evitar zozobra jurídica, especifique la naturaleza de la prohibición y la extienda a todo el territorio cordobés; caso contrario se estaría creando un área de excepción jurídica geográficamente delimitada.

Más allá de esos detalles, es bueno resaltar que la decisión del Gobierno provincial puede representar una buena oportunidad para Córdoba.

Una docena de provincias argentinas, extendidas junto a la cordillera casi todas ellas, acogen rebeliones y conflictos regionales o locales de distinta intensidad, originados en la llegada de megaemprendimientos mineros, principalmente metalíferos.

La gravedad de varios de estos conflictos ya determinó que cinco provincias (Mendoza, Chubut, La Pampa, Tucumán y La Rioja) hayan aprobado leyes que prohibieron la minería metalífera a cielo abierto, espantadas ante la perspectiva de descubrir sus cuencas hídricas contaminadas con el cianuro que usa ese tipo de emprendimiento.

Durante el año pasado, Córdoba, una provincia con siglos de tradición minera no metalífera, amenazó con sumarse a las provincias agitadas por el mismo problema, cuando surgió la versión de que una gigantesca mina abriría su boca en la zona de Ongamira.

Luego se conoció que otra similar tendría más chances de instalarse en Cañada de Salas, departamento Pocho.

Si mañana Córdoba prohibiera toda la minería metalífera, no pasaría gran cosa: el ciento por ciento de su minería es piedra de cantera triturada, que alimenta la industria de la construcción de medio país y, en menor medida, piedra ornamental con destino de exportación.

El desafío que tiene por delante Córdoba está más allá de las cuevas de Ongamira. Debe trabajar en el Consejo Federal de Minería junto a las provincias cordilleranas, para que la Nación mejore el código minero heredado de la gestión de Carlos Menem. Este marco legal ha demostrado ser propio de la época colonial, excesivamente beneficioso para los grupos extranjeros y oneroso para las regiones mineras, que se quedan con la contaminación, con el reclamo y las molestias, mientras el dinero grande va a parar al extranjero y una muy pequeña cuota queda aquí en concepto de regalías.